Durante una reciente atención a medios por parte del panel de árbitros nacionales, el árbitro Benjamín Pineda compartió uno de los momentos más memorables de su carrera: su participación en la histórica final del fútbol nacional entre Liga Deportiva Alajuelense y el Club Sport Cartaginés.

Con una sonrisa cargada de emoción, Pineda recordó cómo vivió ese partido desde el corazón del juego. “Yo también llegué al camerino a llorar de la felicidad porque no hubo injerencia del arbitraje, y la primera persona que llamé fue a mi mamá”, confesó con sinceridad. Para el árbitro, el enfoque durante esos 90 minutos fue total: “Uno está concentrado en el juego, concentrado en las decisiones. De verdad que uno no está pensando en cuál equipo sí o cuál equipo no, estábamos concentrados en que no hubiera ninguna afectación”.

La final, que marcó un hito para Cartaginés al romper décadas sin título, también fue un momento de reivindicación para el arbitraje nacional, que no fue protagonista y permitió que el espectáculo se definiera en la cancha.

Además, Pineda fue consultado sobre su experiencia en el videoarbitraje (VAR), una herramienta que ha transformado el rol arbitral en los últimos años. “Son dos funciones muy distintas, el esfuerzo físico que uno vive en cancha es diferente, hay que esforzarse más por buscar el ángulo de visión. Y en el VAR sí, estamos sentados con aire acondicionado, pero he tenido partidos en el VAR donde he sudado más que en cancha”, explicó, dejando claro que la presión y la responsabilidad están presentes en ambas tareas.

Con sus declaraciones, Benjamín Pineda no solo dejó ver el lado humano del arbitraje, sino también la pasión y entrega que conlleva su labor, ya sea en el terreno de juego o detrás de las pantallas.