La eliminatoria estaba por empezar, la sele visitaba el Rommel Fernández para enfrentar a los canaleros, clima pesado, estadio al 80 % y una cancha que no se encontraba en el mejor estado, eso y más había en el primer partido del octogonal.

Iniciaba el encuentro, la idiosincrasia de un proceso mundialista en Concacaf siempre fue el mismo, ninguno da nada por perdido y jugar de visitante es más complicado aún.

Conforme pasaban los minutos los nacionales no encontraban claridad, la zona de media cancha no podía mantener la posesión de balón y se notaba la incomodidad de todos los 11 titulares en cancha.

Los minutos pasaban, la incertidumbre crecía y Costa Rica continuaba con sus imprecisiones, alimentando la confianza canalera y aumentando la disconformidad en el seleccionado de Luis Fernando Suárez.

Lamentablemente las cosas no cambiaron en el segundo tiempo, más bien empeoró todo, Panamá arrinconó a los nacionales pero no lo aprovechó. Sus propios errores lo condenaron al empate final.

Sin duda alguna la selección se salvó de una derrota, el contexto del partido refleja que los ticos sacaron oro de tierras canaleras y, se puede asegurar que el punto de visita tiene un sabor dulce en este caso.